Nacieron en Europa en los años ochenta. Quién lo diría, ¿verdad? Parece que existen desde siempre. Fue en 1984 cuando se usaron comercialmente por primera vez para transportar pizzas en una cadena de este tipo de comida. Siempre que pensamos en usar estas bolsas es cuando queremos guardar la comida congelada o refrigerada al hacer la compra en el supermercado, o tal vez cuando queremos llevar comida o bebida fresca a algún lugar y no disponemos de una bolsa nevera o queremos algo más liviano.
Bolsas térmicas: tanto para calor como para frío
Definitivamente, las bolsas térmicas sirven para ser usadas tanto para mantener el calor como para mantener el frío. Es decir, por un lado podemos utilizarlas para el caso anterior, mantener alimentos o bebidas fríos o congelados durante cierto tiempo, pero también podemos utilizarlas para llevar comidas y bebidas calientes, ya que estas bolsas lo que hacen es mantener la temperatura. El tiempo que mantienen la temperatura depende del grosor y los materiales de la bolsa, de la temperatura de los alimentos o bebidas y de la temperatura ambiente.
Llévalas a todas partes
Una manera estupenda de utilizar esta bolsa térmica personalizable es para llevar el desayuno, almuerzo, merienda…, lo que quieras. Tienen un tamaño ideal para llevar contigo a todas partes, para que quepa lo esencial y no ser un engorro. Al ser reutilizables, contribuimos a cuidar el medio ambiente y nuestro bolsillo.
Totalmente personalizable y en distintos colores, ¡para que le des un toque personal e intransferible a tus comidas!
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