¿Recuerdas cuando en las bodas no se regalaba nada a los invitados o el regalo era un detalle pequeñito? De ahí se pasó a que se regalaran cosas más elaboradas, caracterizadas generalmente por su poca utilidad… ¡Cuántas figuritas de cerámica acumuladas en los cajones! Tal vez te hayan regalado alguna cosa más útil los últimos años, aunque es inevitable que alguna sea repetida, es difícil ser original. Probablemente, por útiles que sean, no apetezca tener varios abrebotellas de vino o varios abanicos.
Sorprende a tus invitados
No hagas las cosas por cumplir, trata de poner el alma en cada detalle. Es complicado agradar a todos pero, cuando hayas elegido, que sea porque de verdad crees que gustará.
Si se trata de una botella de vino (o cualquier licor), acompáñala de una bolsa de yute para vino serigrafiada, para que se acuerden de vosotros una vez terminado el vino, ya que podrán reutilizarla.
Ideas originales son regalar libros o álbumes de fotos. No te asustes, ambas cosas las hay por precios asequibles, y puedes acompañarlas de una pequeña bolsa personalizada, ya que las hay de varios tamaños.
Esa misma bolsa, pero en otro tamaño, puedes utilizarla para regalar unas zapatillas: aunque no sea ya la idea más novedosa, sigue siendo útil. Cuando ya se lleva un rato de pie, con calzado que no llevas habitualmente, ¿quién no agradece unas sencillas zapatillas “de estar por casa” (no te asustes, las hay especiales para tal fin).
Y, ¿qué tal una sencilla joya? Una pulsera, un clip de corbata, pendientes… También los hay por muy buen precio, destinados a este fin, y quedarían muy bien en una bolsa de antelina.
No te rindas, ¡tu boda puede ser, y será, muy especial!
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